Cada 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, sin embargo, para hacer que la detección tardía del cáncer de mama sea cosa del pasado, tenemos mucho por hacer todos los días del año para prevenir el cáncer de mama.
Se estima que una de cada 13 mujeres padecerá, en algún momento de su vida, de este mal. Pero por supuesto que no nos vamos a quedar de brazos cruzados, pues el cáncer de mama se puede prevenir con pequeños cambios de hábitos.
Cuando el cáncer de mama es detectado a tiempo, el índice de recuperación es cercano al 97%. De modo que, aunque el 19 de octubre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, todos los días podemos hacer algo para cuidar de nosotras mismas.
Es ahora cuando puedes tomar las decisiones correctas para proteger tu salud. Por eso, es clave que leas este artículo hasta el final para que sepas cuáles son los factores de riesgo del cáncer de mama. Prevenir el cáncer de mama está en tus manos.
Desde los 20 años, debemos iniciar con una autoexploración mensual. La recomendación de los profesionales de la salud ginecológica es que se realice de 5 a 7 días tras tu menstruación.
Además, recuerda que el primer día de sangrado es el primer día de tu periodo. Así que debes empezar a contar desde ahí y, a partir del quinto día, podrás hacerte una exploración en casa.
Con el tiempo empezarás a conocer tus pechos y podrás reconocer, sin problema, algún bulto, hundimiento, cambio de color o forma. Recuerda que observar y tocar tu cuerpo puede salvar tu vida, prevenir el cáncer de mama es cuestión de tomar conciencia.
Si en tu familia hay casos de cáncer de mama, lo ideal es que, además de tu autoexploración, te hagas una mastografía anual a partir de los 30 años o 10 años antes del diagnóstico del familiar afectado más joven.
Y cuando no hay antecedentes familiares de esta enfermedad, la recomendación es realizar un estudio de mastografía cada dos años después de los 40 y cada año a partir de los 50.
Es importante, además, tener en cuenta que, a partir de los 55 años, el riesgo de cáncer de mama aumenta drásticamente y, por lo tanto, crear buenos hábitos de autocuidado es la mejor decisión que puedes tomar.
Conoce mucho más acerca de esta enfermedad
Este tipo de cáncer se origina en las células de los lobulillos, es decir, las glándulas productoras de leche, o en los conductos, que son las vías que transportan la leche desde los lobulillos hasta el pezón.
En estas zonas, a veces y sin ningún motivo aparente, algunas células dañadas empiezan a crecer de manera descontrolada, acumulándose en una zona e impidiendo que las células sanas nuevas se desarrollen.
Las mujeres sufrimos de este mal en mayor medida que los hombres. Esto debido a que hay ciertas diferencias básicas en el desarrollo de nuestros cuerpos y en nuestro estilo de vida.
Durante nuestra vida fértil (desde la primera regla hasta la menopausia), nuestros pechos están sometidos a cambios hormonales naturales, además, cuando usamos algunos métodos anticonceptivos, nos exponemos a una mayor cantidad de hormonas y corremos más peligro de desarrollar cáncer de mama.
Y aunque el cáncer de mama es una enfermedad multifactorial, queremos que conozcas los factores que aumentan el riesgo de padecer esta patología. Así tienes la oportunidad de tomar las medidas adecuadas y mejorar, desde hoy, tu calidad de vida.
Cómo prever el cáncer de mama con pequeñas acciones
- Estilo de vida saludable: Fumar es uno de los factores de riesgo que más debemos tener en cuenta si lo que queremos es prevenir el cáncer de mama.
Además, el consumo en exceso de bebidas alcohólicas puede detonar esta enfermedad. Limita su consumo a menos de una bebida al día.
- Dieta sana: Evita que tu dieta esté basada en productos ricos en grasas y aléjate del azúcar refinada. Prevenir el cáncer de mama es más fácil de lo que parece.
Además, debes incluir en tu rutina de alimentación opciones ricas en fibras y antioxidantes como brócoli, acelgas, espinacas, frutos rojos, setas, uva y papaya.
- Cuida tu peso: Un gran índice de grasa corporal está vinculado al desarrollo de múltiples enfermedades, pasando por las crónicas degenerativas (como la diabetes) y, por supuesto, el cáncer de mama.
Cuida de ti, pero recuerda hacerlo con ayuda y asesoramiento de un experto en salud certificado y avalado por la autoridad competente es aún mejor.
- Ejercicio frecuente: Es muy importante que tengas una vida activa, sobretodo si tus actividades diarias te obligan a pasar mucho tiempo sentada.
Lo recomendable es hacer, al menos, media hora diaria de ejercicio. Esto te ayudará a cuidar tu peso y tu condición física.
- Tratamientos hormonales: Los métodos anticonceptivos basados en estrógeno, pueden desencadenar cáncer de mama.
Por eso, en la medida de lo posible y siempre de la mano de un especialista, hay que evitar su uso y optar por otros mecanismo de planificación familiar.
Por otra parte, hay casos donde el uso del estrógeno puede ser un factor de protección contra el cáncer de mama, por ejemplo, en el caso de tratamiento hormonal después de una histerectomía. Háblalo con tu médico.
- Planea tu vida reproductiva. Existen estudios que demuestran que tener a tu primer hijo de manera tardía, ósea, después de los 35 años es un factor de riesgo cuando se trata del desarrollo de cáncer de mama.
Y por supuesto que no se trata de ser madre solo por prevenir esta enfermedad, esa es una decisión solo tuya y de tu pareja. Sin embargo, esta información te será de gran utilidad para dar pasos seguros.
- Lactancia. La lactancia materna representa múltiples beneficios tanto para el bebé como para la mamá.
El pequeño recibe una alimentación adecuada, enriquecida con incontables anticuerpos mientras refuerza el lazo materno.
Por su parte, la madre que lacta, está previniendo el cáncer de mama, de ovario y de útero. La depresión post parto también es menos frecuente si le das pecho a tu bebé, además, puedes perder los kilos que ganaste durante el embarazo.
- Estudios genéticos: Es innegable el peso que tiene la genética en el desarrollo de cáncer de mama. Específicamente se detecta en los genes BRCA1 y BRCA2.
Si tienes la posibilidad, realízate un estudio genético completo, así tendrás más claro qué tan propensa eres al cáncer de mama.
- Densidad Mamaria. Es importante conocer la proporción de grasa y glándulas mamarias presentes en tus pechos, pues si es mayor la cantidad de tejido glandular, puedes tener tejido mamario denso.
Y las mamas densas suelen dificultar la visibilidad de los primeros indicios de cáncer de mama.
Si este es tu caso, es importante que optes por estudios como la mamografía 3D, la resonancia magnética de mama, la ecografía de mama y el diagnóstico por imágenes molecular (MBI) de mama. Así contarás con datos más completos del interior de tu pecho.
- Ablación ovárica. Si has tenido la cantidad de hijos deseados y vas a optar por métodos de planificación familiar más definitivos, o si has decidido que no quieres tener hijos, puedes optar por una ablación ovárica, es decir, la extirpación de tus ovarios.
Y es que, el estrógeno se produce en los ovarios y, cuando son extirpados, se reduce la cantidad de estrógeno que tu cuerpo va a producir y por lo tanto, la cantidad de estrógeno que va a llegar hasta tus pechos. Así es posible prevenir el cáncer de mama.
Es importante que sepas que se trata de una opción recomendada solo para casos de alto riesgo y, al ser un método tan complejo, debe tratarse de una decisión tomada siempre de la mano de un profesional de la salud.
- La mastectomía. La única manera de nunca padecer cáncer de mama es no tener pechos. Una opción que, por supuesto, no es para todas.
La mastectomía es una cirugía orientada a extirpar por completo las glándulas mamarias, el pezón, la areola y parte de los ganglios bajo la axila. Una operación para prevenir el cáncer de mama recomendada solo para casos muy particulares.
Como te habrás dado cuenta, los beneficios de un estilo de vida saludable, informado y de amor propio, se puede traducir en años felices y plenos.